domingo, 8 de marzo de 2009

El mismo hombre es origen de su destrucción

Dios no hace el futuro de los hombres, el mismo hombre crea su destino.
Dios no es el culpable de que un hombre, una mujer o un niño muera en un asáltalo, el mismo hombre es el culpable.
Dios no es culpable de las cosas malas que le suceden a las personas, es el mismo hombre y solamente él el culpable.
El mismo hombre es origen de su destrucción, el mismo hombre es creador su destino.
Dicen que al suceder la muerte las cosas no acaban sólo allí, dicen que hay espíritus y energías rondando a nuestro alrededor, dicen que hay gente que los puede ver y que pueden comunicarse con ellos. Dicen que los espíritus o energías que nos rodean han hablado y dicho que después de la muerte ocurre lo más bello de nuestra naturaleza, muy similar a como ocurre a una mariposa que en el transcurso de su vida, mientras se transforma en su capullo y vive el día a día y aprende cosas nuevas de ella, y hace maldad o bondad, crece y se hace fuerte, para lo que ocurre en su muerte y en la mariposa su metamorfosis.
Ya no hay materia sino solo energía o al menos creo, así lo entiendo, llegas a comprender que las cosas materiales no tienen sentido, y que en la vida solo juegan un papel de aprendizaje.